jueves, 30 de octubre de 2008

Análisis de Blob


Las palabras color, música, carisma, humor, reto, plataformas y exploración se fusionan de manera brillante en este juego para Wii.

de Blob es un juego simple en su planteamiento: Ayuda a Blob y a su equipo, revolucionarios del color, en su tarea de devolver la alegría a la ciudad de Cromaburgo, ahora bajo el yugo del Coronel Ink y su ejército. Nos aprovecharemos de la habilidad de Blob de absorber diferentes colores y usar su cuerpo a modo de “pincel” para ir pintando todos los edificios, árboles, tiendas y demás recovecos de una gris y triste Cromaburgo.


¡Corre! ¡Brinca! ¡Golpea!



El juego está desarrollado en niveles, representando cada uno de ellos una zona de Cromaburgo. El objetivo de cada uno de ellos es obtener un mínimo en nuestro medidor de colorenergía, que iremos rellenando según damos color a la zona y superamos los desafíos que nos van proponiendo los miembros de nuestro equipo: Zip nos pedirá llegar a un punto en un determinado tiempo. La cabeza pensante del grupo, Prof, encargará transformar un emblemático edificio Inkt. Arty es la consejera del color, recuerda como estaba Cromaburgo antes del ataque y nos hará pintar ciertos edificios como estaban. Y por ultimo Bif, la parte guerrera, nos indicará las posiciones enemigas para que les alegremos el día.
Blob conseguirá su color atacando a los colorrobots del ejercito que lo almacenan, están los 3 tipos básicos de color (rojo, amarillo y azul), cada vez que atacamos a un robot, obtendremos 10 unidades del color que esté almacenando (Blob puede almacenar hasta 100 unidades que se irán usando a medida que pintamos). Podremos mezclar los tres colores básicos para conseguir los colores secundarios (naranja, morado, marrón y verde), algo indispensable si queremos superar los desafíos. Cada vez que Blob entra en contacto con agua, vuelve a su estado básico decolorado.
Los escenarios son enormes, y están estructurados de manera que cualquier amante de las plataformas disfrute a niveles altísimos, pasamos gran parte del juego de azotea en azotea o sorteando obstáculos. Pero también de Blob deja margen a la exploración, aunque encontrar el colorrobot que necesitamos, el siguiente desafío o ese edificio que quedó sin pintar se ve facilitado gracias al radar del que disponemos. Además para superar el nivel tendremos un tiempo límite determinado, que aumentará a medida que cumplimos objetivos o rescatamos a los ciudadanos de Cromaburgo, con lo que la sensación de reto general se ve acrecentada.
Los peligros vienen en forma de soldados, manchas de tinta y artefactos Inkt, que nos restarán unidades de color si consiguen alcanzarnos, cuando nuestras unidades de color llegan a cero, perderemos una vida, algo que a medida que avanzamos empezará a pasar más. El juego tiene una curva de aprendizaje muy buena, los tres primeros niveles son de aclimatación al medio. De ahí en adelante, notamos un aumento en la dificultad de los saltos, más enemigos, nuevas trampas y en general tareas que requerirán toda nuestra concentración, de Blob no es un juego para tomar a la ligera.



¿Lo sientes? Es el ritmo arcoiris



El punto fuerte nos lo proporcionan la música y el color. Empezamos en un nivel totalmente gris, sin vida y sin música. Pero a medida que empezamos a pintar, todo va cogiendo un aspecto más vivo, a la vez que la música va acompañando “in crescendo” a esta orgía creciente de color.
En este aspecto el juego es totalmente interactivo: Elegiremos que tipo de base musical sonará de entre una amplia gama (Jazz, Blues, R&B, Rap, Funky…). Además cada color representa un tipo diferente de “acorde” que sonará cada vez que pintemos algo.
La unión de estos dos conceptos resulta en una conexión total con el juego, tú das vida y él te lo devuelve con un espectáculo visual multicolor y un acompañamiento musical totalmente interactivo, como una especie de comunicación donde se te agradece constantemente lo que estás haciendo por ayudar a esta revolución del color.

Destacar también el carisma general y la alegría que desprende cada polígono de de Blob. Cada nivel tiene una secuencia introductoria perfectamente elaborada en CG, y siempre en clave de humor (el cual, deja por los suelos a los conejos de Rayman, por ejemplo), además, en la pantalla de carga de nivel podremos leer una tira de cómic donde se nos mete en materia de cara a la tarea que deberemos llevar a cabo.
Amén de los Radiantitos, los ciudadanos que tendremos que liberar, que a medida que avanzamos y la música suena con más fuerza, se montan sus propias fiestas particulares: bailes, congas, breakdance… Siempre resulta gratificante girar en una calle y encontrarnos a estos personajillos armando follón.



Una jugabilidad acertada.



Controlar el juego resulta sencillo, haremos que Blob salte moviendo el Wiimote hacia abajo y fijaremos objetivos con Z. Tendemos libertad de movimiento de cámara con la cruceta, para poder orientarnos bien en la ciudad, y mostraremos el radar con A.
Puede parecer simple a primera vista, pero la complejidad jugable no viene de manos del control, sino de diversos factores internos a la estructura del juego: Diseño de niveles, enemigos, desafíos y el factor más importante y que puede llevar al traste la impresión que nos llevemos del juego: Blob modifica su física de movimiento según la cantidad de pintura con la que vaya cargado. A medida que acumulamos unidades de color, ralentizamos sus movimientos, le hace más pesado a los saltos y si no se sabe llevar bien, puede resultar muy frustrante alcanzar determinadas zonas. Si queremos liberar la carga de Blob, basta con pasar un rato a remojo, para reintentar llegar a ese sitio que antes nos era inaccesible.
A veces pueda parecer también que los saltos son imprecisos, que Blob escapa a nuestro control a la hora de aterrizar en algún sitio, para ello tenemos el botón B, que hará que en mitad del salto Blob se pose en el suelo, descartando esa imprecisión propia de la inercia al aterrizar (también puede usarse en tierra firme, para que Blob no se deslice por superficies resbaladizas o en pendiente).
Ciertamente se podía haber hecho que saltáramos con un botón, pero tras la primera hora de juego te das cuenta de que eso no encaja con la filosofía “viva” del juego, que de esta manera te hace todavía más partícipe del ritmo que inunda todo.



Colores vivos.



En el aspecto técnico no hay mucho que resaltar, el juego muestra unos gráficos 3D muy sólidos y fluidos, pero no hay ningún tipo de alarde gráfico, salvo que los colores, en gran variedad y con diseños de pintado diferentes, destacan muchísimo. La iluminación está muy bien conseguida, dando a los ciudadanos Radiantitos un aspecto realmente llamativo, además de dotar a todo el conjunto de una mayor calidad visual.
Sin embargo, si de algo adolece el juego es de una excesiva niebla, elementos alejados aparecen difuminados por este efecto (aunque podremos apreciar su color), y van formándose a medida que nos acercamos. Sin duda es algo muy negativo, pero que no empaña para nada el resultado global, puesto que durante el 80% de la partida, nuestro rango de visión no tendrá tiempo de centrarse en esos detalles. Y cuando tengamos un rato de descanso entre tanta tarea y salto para contemplar nuestra obra cromática, tanto colorido y movimiento en pantalla apenas nos hará parar por este defecto.
De todos modos, pese a un nivel gráfico simplemente correcto, el diseño artístico y acabado general es sin duda digno de ver.


Diversión para rato.



El juego cuenta con 10 niveles, cada uno tarda en superarse un mínimo de una hora (no se puede guardar dentro de un nivel, con lo que tendremos que hacerlo de corrido). Una vez completado un nivel, se desbloquearán dos fases especiales, más cortas, pero con una dificultad más intensa y frenética que el “relajado” (recordemos que tenemos un tiempo límite) plataformeo de los niveles principales.
Además el juego cuenta con un multijugador, donde nos enfrentaremos a un amigo para ver quien consigue antes el objetivo (aquí se repite el mismo esquema, llegar antes a un punto, pintar de determinada manera…). Y también un modo de pintura libre, donde podremos rejugar los niveles del modo principal, esta vez sin límite de tiempo ni desafíos, únicamente por el placer de jugar.
Todo el conjunto hace que estemos ante un juego que perfectamente pueda durarnos 15 horas en su primera pasada. Para conseguir el 100% en cada nivel deberemos cumplir una serie de requisitos: Terminar la fase en un determinado tiempo, pintar un determinado % del escenario, colorear todos los árboles y vallas, superar todos los desafíos, liberar a todos los Radiantinos (no hace falta hacerlos todos a la vez, podremos entrar en un nivel para ir a por uno en concreto)… Con lo que el contador de horas se disparará a valores bastante más altos. De esta manera iremos desbloqueando contenidos extra, como más niveles multijugador, más temas músicales, los videos CG de introducción o material de diseño y videos de producción del juego.



Conclusión.



En conjunto Blob es un juego sobresaliente, una propuesta de diversión totalmente atípica que no solo se limita a entretenernos, sino además se comunica con nosotros. Que a pesar de su aspecto infantil y la rareza de la corteza externa, encontramos un núcleo jugable (no fácil precisamente) puramente plataformero y de exploración para jugadores que hará las delicias de aquel al que le gusten este tipo de géneros (el circulo se cierra bastante en este aspecto, si no AMAS las plataformas sin ningún tipo de artificio más, de Blob te resultará monótono).

Gráficos / Ambientación: 8
Jugabilidad / diversión: 9.5
Música / Sonido: 9.5

Nota: 8.5


Título: de Blob
Género: Aventura de Plataformas
Desarrollador: Blue Tongue
Distribuidor: THQ
Fecha de Lanzamiento Europa: Ya a la venta
Clasificación PEGI: 3+
Número de Jugadores: 1/4
Idioma: Traducido al castellano.

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